Hay que curar al mundo del estrés escribiendo poemas, hacer que rimen tantas contradicciones y así acabar con ellas, quitar el mal gusto con imágenes bellas, la realidad volverla poesía, llenar el vacío de tanto desamor… Quiero también poder curarme yo, a la vez que escribo mis poemas; es todo a veces tan vulgar, tan feo, y siguen estando tan lejos las estrellas... Hace ya un tiempo que voy por el camino -más o menos estoy por la mitad- y nada es mejor, ni nada nuevo. Todo es igual que al comenzar. ¿Dónde quedaron y quedarán los sueños? Quizá ellos son la eternidad. Quiero curarme, de los necios que encuentro, de aquellas ideas que no hacen avanzar, de seguir la moda y vestir como todos, de ser la marioneta dependiente de un hilo, de la angustia y el miedo a veces sin motivo… También, del qué dirán. En mis poemas quiero encontrarme, sobrevivir a mi propia ansiedad. Ellos son los que me hacen crecer, los que me hacen volar, los que me acercan a la flor y al espino, los que hacen