Siento que mi estómago se comprime como el fuelle de un órgano pero no se llena de sonidos mi catedral. Retumba el quejido de la puerta al abrirse y al cerrarse; se ha colado el vértigo de nuevo y se arrodilla a rezarle letanías a la duda. Permanezco inmóvil en la penumbra ante el retablo de mi vida incompleto. Las bóvedas son demasiado elevadas para mis escaleras; nunca alcanzaré el techo que albergo. Mi ilusión seguirá suspendida de una sirga en el centro y mis altares sin santo. Catedral de Tarazona Foto y poema Milagros Morales.
Un blog de poesía para tod@s.