Atardecer, si, atardecer. Cuando sube la fiebre y el sol hace un último requiebro a la tierra antes de abandonarse a la noche y brilla con mayor intensidad. Toda yo me sentí así. No quería dejar que el día terminara; deseaba bañarme en la luz matinal azul, eternamente. Me vestí de primavera, hice prado de flores mi consciencia, me volví a enamorar del viento, y fui enredadera de muros medievales. ´ Pero sólo fue un intento de atrapar un resplandor que se apagaba para siempre. Gracias. Al final tu y yo solos frente a frente Te me ofreces como cascada y te derramas hasta mi altura diminuta. Si, voy a beber de ti y luego lavaré mis cara. Me sumergiré entera en tu ducha de vida, Estás, siempre estás. Cuando se acaba el bullicio eres quien me arropa con cuidado Me sosiega tu sonido . Gracias por quererme. Foto Milagros ( Desde mi ventana). Todavía no me he ido.