Ahora que mis pilares ya no tiemblan
por seísmos incontrolados,
que asumo mi realidad frágil
y mi corta distancia con el infinito.
Ahora que me pongo en el lugar del otro
lo comprendo
y relativizo la intensidad de la luz,
ahora,
escucho sonidos imperceptibles,
mi yo que olvidé tantas veces,
y siento que la eternidad
es balancearse suavemente
respirando con hondura.
Vaciada de inquietudes,
de pensamientos encadenados,
de sentimientos que pinchan,
de pasiones que golpean;
liberada de mi insignificante espacio,
tan lleno,
que me hunde sin profundidad.
Comentarios
Muy bien, querida Milagros, para qué traer lo que no tiene remedio a la memoria y ya muerto....
Abrazos
Leonor
http://jcmga.blogspot.com.es/
Un placer poder leerla.
Un saludo.
Te deseo una muy Feliz Navidad.
Un fuerte abrazo
celia
http://vistiendotublog.blogspot.com
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http://anna-historias.blogspot.com.es/
Gracias
Anna