Me hiciste parir entre dolores
y te llevaste a mis hijos en tus brazos.
No he podido amamantarlos
ni besar su azúcar,
pero yo los sigo reclamando en sueños;
son parte mía desarraigada.
Iré yo con ellos allá donde se asienten.
Deseo tanto el abrazo
que los hizo posible,
que ando desalmada entre pedregales.
Te he dejado libre y rocío las ascuas.
Me invade su ceguera.
Me invade su ceguera.
Foto Goyo Hueso.
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Comentarios
Milagros, qué profundamente triste y al mismo tiempo, qué innegablemente hermoso este poema tuyo de pérdida y melancolía. Pienso que esos hijos son tus poemas. Porque en realidad, el creador, el poeta, pare sus creaciones, su poesías y no sin pasar por arduos dolores de alumbramiento. Nunca se fueron de ti. Nunca te los quitaron. Están contigo. Forman parte de ti. Tú eres tu poesía y por eso no te pueden quitar los hijos, aunque parezca de esa forma. Hoy ando particularmente sensible y este poema tuyo me ha calado hondo, pero más que con tristeza, con gran sentido de que crear es una de las más grandes responsabilidades de un artista, lo mismo que para una madre es responsabilidad capital cuando trae un hijo al mundo. Te abrazo y si quieres, te acompaño al rescate de esos hijos secuestrados. Muchos besos para ti.
Un abrazo
Abrazosssssssssss
Leonor.
Esos hijos paridos de sentimientos con tanta alegría como dolor.
Por supuesto el corazón los reclama, y donde vayan una parte nuestra va con ellos. Dejar libre es el primer y mayor acto de Amor...el abrazo siempre se sueña, el vacio es real.
Con toda mi admiración a tu grandeza, te abrazo amiga.
Anouna