Poema de Pablo Jimenez Morales
Las cuatro de la tarde
hora punta en la aldea;
se pasea la melancolía
por la calle principal.
El abandono cansado de jugar
pide a gritos el cambio.
Se incomunica la vida
y el viento como cada tarde,
repite actuación.
Su viejo castillo
ya no es un guardaespaldas;
aunque ya jubilado
no deja su puesto.
Respiro profundo;
no hay mejor final
que una brisa de amor
Comentarios
Cotidiano, sencillo, muy bello.
Soco
lujito leertee amiguitaa..!!
mi cariñoo sin fisurass.!!
sea la hora que sea,
siempre es bienvenida.
Un abrazo
Un abrazo y buen fin de semana
Besos para los dos
Un saludo y buen fin de semana
Besotes, amiga.
Gracias mi amiga, bello poema y bella fotografía.
Abrazos
Leonor
Un abrazote de domingo
.. me ha llegado, a través del ordenador, esa brisa.. casi podía más que sentirla, olerla..
.. un beso y buen domingo, Milagros..
Precioso, felicitaciones.
Un abrazo para ambos.
Un beso
PD. ¿Invento un mundo???
Así son las tardes en mi pueblo, melancólicas y solitarias. Al final la suave brisa, que viene del río, nos reconforta con sus frescas noticias.
Abrazos.
No podías rematar mejor y más sabiamente, lo sabemos todos pero nos lo recuerdas y yo te lo agradezco.
Hago referencia a la fotografía porque es preciosa. Admiro esos pueblos y me asombran sus vecinos capaces de soportar la dureza que comporta habitar aldeas perdidas en nuestros paisajes, por muy bellas que sean.
Un abrazo, amiga
Carlos
Un gran cariño Milagros y gracias por acompañarme en la ausencia.
Hermoso poema.
Un abrazo.
Bss
por la calle principal".
Milagros, el amor, el paseo, el silencio...
Un beso.
amb un sol vigilant,
mentre la migdiada
regna per les cases,
buscant l’ombra
dels finestrals entornats
i les persianes baixades.
El poble dorm
amb son tranquil,
deixant que el riu
s’endugui les hores mortes
sota la vigilància d’un castell
que s’ofereix al vent tot majestuós
amb mancances de segles.
El bordar dels gossos
invita a despertar la gent,
que veu com els vells cusen
al pas del temps nostàlgies
amb fil de mots i rondalles
del seu passat
per ells tan present.
La tarda acompanya
el sol fins la seva trobada
de cara a la nit amb la lluna,
rondinant el seu retràs.
El poble canvia
per ser el mateix,
com el temps
i el vell castell
que veuran fer-se vell
a l’infant que acaba de néixer.