En tiempos del emperador sin nombre, que algunos llamaban Banco Mundial o también Mercado Financiero y que, sea el que fuere su nombre, gobernaba sin entrañas sobre toda la Tierra , siendo Obama cada vez menos presidente de los Estados Unidos y de otros muchos Estados separados, siendo Hu Jintao gobernador de China, estrella ascendente de todo el planeta, siendo Rodríguez Zapatero administrador en dificultades de una hermosa península hecha de pueblos y rodeada de mares, en tiempos del asedio global en que aquellos que querían cambiar la Tierra  no podían y aquellos que podían no querían, envió Dios al ángel Gabriel a una pequeña ciudad nigeriana de nombre desconocido, a una joven muy negra y valerosa llamada Judith, casada con un joven de nombre también desconocido y corazón resuelto.
 El ángel dijo a Judith:
 “¡Dios te salve, Judith, llena de gracia, el Señor está contigo!”. 
Ella se inquietó porque nunca le habían dicho esas cosas a una negra.
 Pero el ángel añadió: 
“No temas, Judith. Concebirás a Dios en tu seno y le darás a luz con dolor en la tierra y en el mar. Será una niña y le pondrás por nombre Happiness (es decir, “Felicidad”), porque será profecía de la Dicha  y de la Vida ”.
 Judith dijo: 
“Aquí estoy, así sea. Soy libre y estoy dispuesta”. Y el ángel se quedó con ella.
            A los nueve meses, salió un decreto del emperador sin nombre y sin entrañas, ordenando que todas las fronteras del norte se cerraran, incluso en el mar y en el aire donde no hay fronteras, murieran cuantos murieran en el sur. Pero Happiness empujaba y Judith se dijo: 
“Mi hija es más fuerte que la muerte. Iré donde ella me lleve, y le daré a luz y le daré mi pecho aunque me haya de morir. No obedeceré el decreto del emperador, hasta que Dios y mi hija derriben de su trono al poderoso y ensalcen a los humildes”.
 Y la mujer se reunió con otras mujeres embarazadas de Nigeria, Ghana y Camerún, desafiaron el poder, afrontaron la muerte, apostaron por la Vida. Y  en una vieja patera se hicieron al mar. Y a Judith le llegó el tiempo de romper aguas mientras iban por el mar, y entre convulsiones y grandes dolores dio a luz a Happiness en la misma patera, cerca de una islita volcánica que llaman Alborán, junto al islote de La Nube , a mitad de camino entre Almería y África, entre la vida y la muerte, porque no había sitio para ellas en ninguna posada.
Y una multitud de ángeles buenos se unieron a Gabriel, y rompieron a cantar: 
“¡Gloria a Dios en el cielo, en la tierra y en el mar! ¡Gloria a Dios, a la Vida  y a la Paz !”.
 Y todas las mujeres que iban en la patera se pusieron también a cantar y a danzar al ritmo del cielo y de las olas.
 Y el ángel les habló: “Danzad, sí, mujeres del África. No temáis. Hoy os ha nacido una hija más. Hoy ha vuelto a nacer Dios, hija de vuestro seno y de la semilla de vuestros hombres. He ahí la señal: Happiness, hija del dolor, promesa de alegría. Celebrad esta noche, celebrad el Día. Danzad, mujeres del África, hasta que haya pan y posada para todos en la Tierra ”. 
 José Arregui.

Comentarios
Un relato magnífico de Navidad.
Felicidad para ti, amiga querida.
Gracias mi amiga Milagros por compartir tus bellos y gratos escritos.
Abrazossssssssss
Leonor
FELIZ NAVIDAD!