Los depredadores de la Tierra
beben una copa de coctel de
mariscos
-que desconcertados del paladar humano-
no encuentran explicación
a su placer.
Ya en su fondo
intentan regenerar su plancton
para que se autoabastezcan
antes de ser evacuados;
pero los depredadores
siguen insaciables
en su apetito por lo ajeno.
Para sobrevivir,
el mar,
deberá sobornar a sus
papilas gustativas.
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Saludos, Milagros.