Un camino de luz
entre dos aleros,
ilumina la intimidad
que se mantiene en equilibrio.
Los siglos no se han fundido en la fragua
del sol, ni se han vendido al
mediodía.
Siempre en una penumbra discreta
mantienen sus muros intactos,
y le han ganado espacio al vacio
con vigas de supervivencia.
Los zapatos que liman el empedrado
no son los mismos,
pero la calle huele a la historia
que dignifica,
a los que viven en la sombra.
a los que viven en la sombra.
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