De ves en cuando las nubes
descienden y sus estratos
me atraviesan como puñales;
pasan de largo, pero me
dejan heridas de ausencias
que enfrían la vida.
Mi sangre se empantana
con el escalofrío del sin deseo;
mis ojos vuelven a ver espectros
en la añoranza;
la brújula se vuelve loca
entre maletas incompletas
y relojes demasiado impacientes.
Me quedo en el andén
de una estación apuntalada
esperando sin espera.
Me olvide tomarme las pastillas de la vida
y ya no suenan campanas
que me hacían brincar como chotilla
moviendo la quietud de la hierba.
Comentarios
No, no soy una aparición ... estaba yo dando un paseíto y te he visto!
Hoy he leído que "Hasta de los más negros nubarrones cae agua limpia y fecunda". Quería compartirlo ...
Me alegra leerte!
Un abrazo.
María
Besos
Te sigo.
Saludos cordiales. Feliz semana.
Encantadoras...evocadoras letras.
Te sigo y te admiro.
Un saludo desde http://noctambuloamoroso.blogspot.com
un abrazo desde México.
Un fuerte abrazo desde Poemas Escritos con el Alma.