Quizá los precipicios éran placas solares o máscaras azotando como látigos
los metales forjados por la sed; o simplemente veletas
oxidadas por el vértigo que convierte el poniente
en una rapsodia enloquecida.
A veces los fantasmas son parte de nosotros,esa santa
ebriedad donde flota la semilla, siglos enterrada,
la máscara de asombro que ni siquiera el mar de las edades
consigue calmar.
Pero ahí siguen gestando un embarazo múltiple
.sólo en el sueño brota la primavera encendiéndo las estrellas
y los besos silvestre-
Nada es etrerno pero tampoco vano; todo tiene su instante
que rompe su placenta y cada segundo es una solemnidad
que busca el pétreo silencio,la diadema auscultante de los asombros;
aún sabiendo que nunca será reina la consciencia
ni la voz donde duerme el clamor inexistente.
El calor de la tormenta asfixia mi resistencia y vuelve a rugir
como si fuera la primera noche del mundo.
Quizá el agua consiga despertarme pero será un volver en mi violento;
los signos de los tiempos no encuentran su nombre
y se ocultan en el delirio sostenido.
Urge una tregua para beber la vida fresca y trasparente;
esa extensión que se hace túrbida en el rejuego del placer;
solamente así las chimeneas darán humo con olor a romero
izando el estallido de los campanarios,y el scherzo del trigo
festejará la noche hoy sombra sometida por el barro.
La luna seguirá siendo vigia del murciélago
y su homilia la cripta de esas flores impresas en la cal
retenidas por el fuego cercenado; porque siempre hay un poema oculto
presidiendo la fontana inexistente y la pasión del fuego embalsamado.
Jose Angel Marín Ibañez y Milagros Morales García.
Él de Morata y yo de Tarazona.
Espero que os guste este experimento
Comentarios
Pat
UN ABRAZO
Saludos