Cuando la tarde se oscurece
enciendo mi fuego
y te espero.
Espero que vengas
a calentar tu destemple,
y tus manos congeladas.
Alrededor de mi hoguera
la oscuridad se enciende
y las brasas,
iluminan faroles
con que otear caminos.
No estés triste,
¡Olvídate del frío!
Disfruta de mi calor,
y deja que yo prenda
tu esperanza apagada.
No estás sola.
atrévete a descargar tu leña.
Descansa de tu carga,
y deja en mis manos
el mantener el fuego.
Cree en mí de una vez.
¡Convéncete,
de que es inextinguible mi ternura!.
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