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Me acostumbré.


Me acostumbré al silencio
 de las mariposas,
aunque en mi otoño cálido
 revolotea alguna.
En el  caos de hojas
 sin escoba se posan ;
saborean el polen
del jinebro maduro,
del acebo granado,
de los escaramujos.
Me acostumbre ya al riesgo
de saltar por los riscos,
de sortear raíces
de árboles cortados,
de evitar esas piedras
que resbalan mi alma,
de ascender  a la cumbre
sin botas de montaña.
Más montesa que nunca,
camaleón de ocres,
no ansío ya la playa
ni esa estrella del norte.
Despierto a la mañana
mojada de rocío,
con mis manos calientes
y mi corazón…. Vivo.


Comentarios

Blanca Langa ha dicho que…
Es un poema precioso, Milagros.
Bss.
Voces del cerro aislado ha dicho que…
hermoso despertar....
Luisa Arellano ha dicho que…
No es habitual encontrate poemas largos. Este me ha sorprendido gratamente.

Muchos besos, Milagros.
Anouna ha dicho que…
Un corazón vivo, es un corazón alimentado y lleno de nutrientes. De seguro la montaña con su grandeza, su simpleza logra traspasar la fuerza de su palpitar. Buscamos donde necesitamos, unos el mar, otros la estrella del norte, la poeta su Montaña y cumbres.

Así sea!

Es un poema precioso en su contenido y profundidad.

Abrazos amiga.
Anouna
Ricardo Fernández Moyano ha dicho que…
Un buen poema Milagros, solo que monte rima con norte, por lo demás precioso.

Un beso.
MiLaGroS ha dicho que…
Muchas grcias a todos. Ricardo cambié la palabra monte por ocre creo que así está mejor. Gracias.
Anónimo ha dicho que…
!Que bello haces lo dificil! con que facilidad embelleces las palabras. Y que poeta mas buena eres
Salem ha dicho que…
Con permiso...
Muy lindas palabras,
Interesante blog, felicitaciones.
Saludos desde Argentina. :)

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