Al fin parece que la noche deja paso al alba.
Sigue haciendo mucho frío y las nubes en el cielo
provocan ráfagas de agua nieve, pero
dentro se está confortable, sabiendo,
qué leña calienta y mantiene las brasas.
El camino sigue siendo una cuesta
que deja la respiración entrecortada,
y hace que el corazón lata a cien por hora,
pero no hay ningún cortado.
La senda aunque angosta,
sigue serpeante.
Los árboles están desnudos,
la nieve se mantiene helada,
y apenas en los campos quedan restos de vida...
Pero yo sueño con volver a sembrar en ellos una primavera
con margaritas y trigales verdes,
donde poder volar con mis alas de mariposa
en busca de mi flor.
Foto G. Hueso.
Comentarios
Un abrazo