Yo no corté las alas a la víspera del sueño,
lo esperé y lo seguí a donde me llevaba.
No hubo almohada para recostar mi adrenalina,
lo miré con un cristal de aumento,
y utilicé un lenguaje inusual en el tiempo,
para conquistarlo a la luz de la luna.
Le inventé una primavera en otoño
para que floreciera
pero floreció a destiempo,
y se llenó mi suelo de sus flores heladas.
No desaparecieron mis barrotes,
al contrario,
se fortalecieron y sigo encerrada.
Prisionera de ellos veo,
que solamente conseguí que fuera
una cometa en un día de viento,
hoy hecha nudos y enredada .
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