Ahora que estoy en el centro
de una ciudad tranquila,
que pensaba que vivia
en una gran avenida,
con bancos y farolas;
me encuentro en la parada
del bús esperando
que venga, el autobús
que me lleve a donde quiero.
Y al fín aparece algo retrasado,
con olor de combustible mal quemado,
y un balanceo de haber vivido
ya su tiempo.
Sus cristales están muy empañados,
debe hacer calor adentro;
el autobús parece lleno
pero, todavía tiene asientos vacíos.
Me abre sus puertas
y subo el peldaño,
de su escalera, y al subirlo,
me doy cuenta
que un detalle he olvidado:
El recorrido que hace no es el mío.
de una ciudad tranquila,
que pensaba que vivia
en una gran avenida,
con bancos y farolas;
me encuentro en la parada
del bús esperando
que venga, el autobús
que me lleve a donde quiero.
Y al fín aparece algo retrasado,
con olor de combustible mal quemado,
y un balanceo de haber vivido
ya su tiempo.
Sus cristales están muy empañados,
debe hacer calor adentro;
el autobús parece lleno
pero, todavía tiene asientos vacíos.
Me abre sus puertas
y subo el peldaño,
de su escalera, y al subirlo,
me doy cuenta
que un detalle he olvidado:
El recorrido que hace no es el mío.
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